El día de hoy ha aparecido una nota en el diario El País que lleva por título “El libro digital ganará al papel en 10 años”. En realidad se trata de una tendencia puesta en evidencia por una encuesta entre un millar de profesionales de 30 países que sitúa en el 2018 la superación del soporte tradicional por el soporte digital. Aunque se trate de la percepción de un colectivo inmerso en el sector editorial, que entiende bien su dinámica -crisis incluida- y sus espectativas comercilaes, no deja de parecerme una desmedida visión sobre el futuro del libro digital que al final -incluida mi apreciación- vienen a ser conjeturas. No obstante, lo cierto es un dato que nos deja con algunas interrogantes. En la Feria de Francfort, la 60ª edición y considerada la más grande del mundo, que abre sus puertas a 7.000 expositores de 101 países y a cerca de 1.000 autores, “los libros clásicos no representan ya más que el 42% del volumen total frente a la avalancha de sus parientes digitales, DVD, audiolibros y los nuevos reproductores, con el Kindle de amazon.com y el lector de Sony a la cabeza”.¿Qué esta pasando aquí? Posiblemente el soporte digital gane a la celulosa y el papel de los libros en las estanterías de las librerías, por lo menos en esta feria, pero dudo mucho -quizás un nativo digital o un editor digital no lo crea así-, que el libro "de carne y hueso" sea desplazado por el libro digiatal en la vida real. Son tecnologías complementarias, con funciones diversas e inspiran placeres diferentes que, al igual que el teatro y el cine, encontrarán sus espacios, pero dudo mucho que se cumpla esta “amenaza digital”, si cabe la palabra amenaza.
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