Hoy, gracias a Internet, aprender en condiciones tecnológicas no es sinónimo de lejanía ni acción solitaria. La noción de que Internet genera aislamiento o parsimonia para aprender está siendo puesta en duda por el desarrollo social de la Web. Esta Web, la Web 2.0, es un proceso tecnosocial que no tiene vuelta atrás y que está auspiciando la creación de otras oportunidades de formación más allá de la piel, con otros… y viceversa.
Desde la visión sociocultural, tanto el marco social como el artefacto cultural no son elementos accesorios en la explicación del aprendizaje, son, ante todo, la explicación del proceso y el principal motor para su desarrollo. Es decir, no existe aprendizaje desarraigado de un entramado social, ni aséptico a las herramientas, ya sean físicas y simbólicas, con las que se aprende.
Con la Web 2.0 todo es uno. Tenemos un entramado social distribuido a nivel global en el que las personas comunican, comparten y cooperan valiéndose de un entorno tecnológicamente enriquecido. Progresivamente, gracias a este entorno tecnológico, se ha pasado de un perfil de consumidor de información a uno de producción y participación sin precedentes. Pues bien, bajo estas condiciones sociales, toca ahora a los diseños de formación enriquecer estos entornos haciendo que sean una auténtica oportunidad de aprendizaje.
El e-learning debería minimizar al justo necesario la experiencia “solitaria” de aprendizaje. Esto supone ir más allá de los cursos virtuales tradicionales, que siguen itinerarios más o menos rígidos, hacia la búsqueda de experiencias de aprendizaje, formales o informales, basadas en la oportunidad de interacción social.
Es más, si el carácter social de la formación continua creciendo progresivamente y se abre de las experiencias regladas de aprendizaje a las experiencias más abiertas y colectivas, existe la gran oportunidad de promover las comunidades educativas globales.
El factor de cohesión de estas comunidades virtuales no es la cercanía o lejanía física, si se produce muy bien, es más bien la cohesión subjetiva –no física- basada en el interés de compartir para aprender juntos. Aprovechar que la interdisciplinariedad, las diversas intensidades o las experiencias dispares pueden ser fuentes de aprendizaje.
En fin, la tarea central para quienes estamos detrás de la formación virtual es no solo conectar con personas, sino ser conectores de metas o intereses de desarrollo profesional.
Desde la visión sociocultural, tanto el marco social como el artefacto cultural no son elementos accesorios en la explicación del aprendizaje, son, ante todo, la explicación del proceso y el principal motor para su desarrollo. Es decir, no existe aprendizaje desarraigado de un entramado social, ni aséptico a las herramientas, ya sean físicas y simbólicas, con las que se aprende.
Con la Web 2.0 todo es uno. Tenemos un entramado social distribuido a nivel global en el que las personas comunican, comparten y cooperan valiéndose de un entorno tecnológicamente enriquecido. Progresivamente, gracias a este entorno tecnológico, se ha pasado de un perfil de consumidor de información a uno de producción y participación sin precedentes. Pues bien, bajo estas condiciones sociales, toca ahora a los diseños de formación enriquecer estos entornos haciendo que sean una auténtica oportunidad de aprendizaje.
El e-learning debería minimizar al justo necesario la experiencia “solitaria” de aprendizaje. Esto supone ir más allá de los cursos virtuales tradicionales, que siguen itinerarios más o menos rígidos, hacia la búsqueda de experiencias de aprendizaje, formales o informales, basadas en la oportunidad de interacción social.
Es más, si el carácter social de la formación continua creciendo progresivamente y se abre de las experiencias regladas de aprendizaje a las experiencias más abiertas y colectivas, existe la gran oportunidad de promover las comunidades educativas globales.
El factor de cohesión de estas comunidades virtuales no es la cercanía o lejanía física, si se produce muy bien, es más bien la cohesión subjetiva –no física- basada en el interés de compartir para aprender juntos. Aprovechar que la interdisciplinariedad, las diversas intensidades o las experiencias dispares pueden ser fuentes de aprendizaje.
En fin, la tarea central para quienes estamos detrás de la formación virtual es no solo conectar con personas, sino ser conectores de metas o intereses de desarrollo profesional.
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1 comentario:
considero que el e-learning por si solo no constituye una alternativa de solucion a los problemas de acceso sobre el cual fue pensado, me parece que tiene gran futuro si se piensa en torno a materiales de apoyo y formacion de sujetos autonomos dentro de dinamicas presenciales y semipresenciales ya que extiende las jornadas de proceso educativo a momentos fuera de la escuela.
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