Ya había disfrutado del Museo del Prado unas dos veces, pero nunca había experimentado el asombro al detalle, nunca mejor dicho, del craquelado de las pinturas, las costuras en los lienzos o haber distinguido cómo caen las lágrimas por las mejillas del Apóstol Juan en “El descendimiento” de Roger van der Weyden. Los profesores de historia del arte y los conservadores deben estar saltando de un pié y, no sólo por tener a Velázquez, El Greco, Rembrant o Durero, entre otros, en la plataforma web gracias a Google Earth y el permiso del Museo, sino porque esta calidad de imágenes (1.400 veces mayor que el que obtendríamos con una cámara digital de 10 megapíxeles) abre otras serie de experiencias de contemplación y también nuevas de posibilidades al aprendizaje en red en una serie de asignaturas, como fisiología, arte o, botánica.
A mi juicio, esta es una nueva forma de acercarnos a la realidad confirma cada vez más que estas herramientas son auténticos métodos de observación e investigación. De la misma forma como no es lo mismo acercarse al Museo así como lo presenta Google Earth, tampoco son los mismos los resultados usando motores de búsqueda en la red, debido a su algoritmo de trabajo. En este caso, la novedad ya no es sólo acceder al Museo desde cualquier lugar, sino el cómo nos acercamos a una realidad estética imperceptible para el ojo humano.
Aunque únicamente podamos disfrutar de cera unas 14 obras del Museo del Prado, el camino a la aplicación en la educación, como en otras actividades, está abierto ya.
Aquí tienen el making off del proyecto para más información.
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