Fuente: Suárez-Guerrero, C. (2023). El reto de la pedagogía
digital, Cuadernos de Pedagogía, Nº 542, 9-13.
Cristóbal Suarez-Guerrero
Departamento de Didáctica y Organización Escolar
Universitat de València
cristobal.suarez@uv.es
¿A qué le
prestamos atención cuando hablamos de pedagogía digital? La respuesta, lejos de
ser un problema nominal, singulariza una forma de entender la relación entre
educación y tecnología. Este trabajo recupera el sentido amplio de la pedagogía
que, sin dejar su dimensión didáctica, toma lo digital como un objeto complejo,
lleno de oportunidades, pero también de dilemas. En esta pedagogía digital no
solo caben aplicaciones, sino también una visión crítica, pero no paralizante,
que permita evaluar y hacer significativa la tecnología al proyecto humano que
lo justifica, la educación.
Praxis educativa. Enseñanza. Aprendizaje. Didáctica. Conocimiento.
Tecnología. Aula. Docentes.
What do we focus on when we talk
about digital pedagogy? The answer, far from being a nominal problem, singles
out a way of understanding the relationship between education and technology.
This work recovers the broad sense of pedagogy that, without leaving its
didactic dimension, takes the digital as a complex object, full of
opportunities, but also of dilemmas. In this digital pedagogy there is room not
only for applications, but also for a critical, but not paralyzing, vision that
allows us to evaluate and make technology meaningful to the human project that
justifies it, education.
Educational
praxis. Teaching. Learning. Didactics. Knowledge. Technology. Classroom.
Teachers.
Ancient greek man with a wax tablet.
Excerpt from Painting by Douris (about 500 BC). Berlin, Staatliche Museen.
Author: Pottery Fan. CC-BY.
¿A qué le prestamos atención cuando hablamos de pedagogía
digital? En la prensa es común encontrar sugerentes titulares como «los nuevos
retos de la pedagogía digital», «el educador ante la pedagogía digital», «el
nuevo ciclo escolar en era de "pedagogía digital"», «¿está lista la
pedagogía digital?» o «la pedagogía digital, un tema emergente en la formación
de profesores». El avance que veo es que ya no solo se trata solo de educar + TIC,
sino de pedagogía, pero ¿qué es pedagogía digital?
El interrogante, lejos de ser un devaneo académico, tiene
importancia porque delimitar nuestros conceptos nos ofrece una perspectiva
singular del mundo. Sobre los supuestos de qué es pedagogía digital se
construyen los límites y las posibilidades de la tecnología tanto en la teoría,
la práctica y la praxis educativa. La pedagogía digital no tiene la utilidad de
una sofisticada app, qué duda cabe, pero no hay desarrollo educativo sin
discurso, enfoque, problematización o saber pedagógico (Lewin & Lundie,
2016).
No obstante, el primer paso al hablar de pedagogía digital
es la cuestión pedagógica, ¿qué es? La propia definición de pedagogía reviste
una gran complejidad y se caracteriza como un problema teórico, nada sencillo,
que tiene un espacio de reflexión propio (Díaz-Soler, 2020). Aquí un apretado
esbozo. Por un lado, es preciso saber si la pedagogía es ciencia, técnica,
disciplina, discurso, arte o enfoque y, por otro, saber si se circunscribe a proponer
métodos de enseñanza y aprendizaje —concepción con la que normalmente se
entiende «peragogy» en lengua inglesa (Watkins & Mortimore, 1999)—, o se
encarga de las grandes visiones —y utopías— con que se conciben las formas en
comprender, vivir y construir la escuela (Carbonell, 2016), o busca esclarecer
preguntas antropológico-filosóficas, ético-políticas que dan sentido a lo
educativo (Higgins, 2021) o, si se centra en la consecución de la formación
integral de las personas (Pallarès y Chiva, 2017). Como la idea de pedagogía no
es estática la tarea de definirla, además de ser compleja, es un trabajo
permanente.
Ahora bien, cuando a la palabra pedagogía le añadimos un
«apellido», la dificultad por saber qué es pedagogía se enmaraña. Se puede
hablar de «pedagogía inglesa», «pedagogía Montessori» o «pedagogía cultural»,
«pedagogía social», pero también de «pedagogía de las cosas», «pedagogía por
objetivos», «pedagogía de la pregunta», «pedagogía abierta», «pedagogía
inclusiva» o incluso de una antipedagogía, que entiende la pedagogía como un
saber «proscrito» muy demandada en las redes sociales. Dicho esto, cuando se
habla de educación y tecnología digital, no sólo cabe hablar de pedagogía
digital, sino también de otros términos que pueden entrar en ese campo como
pedagogía online, pedagogía virtual, pedagogía edtech, pedagogía 2.0, etc.
Concepto de pedagogía digital
No obstante, si se trata de ir sólo al concepto de pedagogía
digital, existe la tendencia muy amplia, consciente o no, de reconocer a la
pedagogía digital como el saber práctico para ser usado junto a la tecnología
digital en los procesos de enseñanza y aprendizaje, es decir, pedagogía digital
como práctica pedagógica (Heitink, et al., 2016). Sin embargo, junto a este
sentido ampliamente aceptado, hay otras formas. La pedagogía digital puede
entenderse también como el marco que permite empoderar a los usuarios digitales
a través de una lente de la justicia social (Jeremic, 2021), un saber que busca
relacionar los modelos interdisciplinares de creación en el arte con tecnología
(Shiau, 2020), un modelo tridimensional basado en orientaciones, prácticas y
competencias digitales que posibilitan el uso de la tecnología en la enseñanza
(Väätäjä & Ruokamo, 2021), el conocimiento que permite el diseño de tecnologías
educativas de acuerdo con principios éticos y formas de propiedad de bien común
(Lazarus, 2019), un enfoque de la enseñanza y el aprendizaje que debe permitir
el uso —o no— de la tecnología desde una mirada crítica (Stommel, 2014), un
saber equiparable al conocimiento técnico pedagógico del contenido (TPCK)
Makokotlela (2020) o, incluso, hay quienes que como Fyfe (2011) se plantean si
es posible hablar de una pedagogía digital sin tecnología. Se trata de un Torre
de Babel.
Pues bien, con excepción de la pedagogía digital crítica, la
mayor parte de las definiciones sobre pedagogía digital la caracterizan como un
saber práctico que permite conectar las oportunidades tecnológicas con el
aprendizaje en contextos de enseñanza. No digo que esta finalidad esté mal, lo
que digo es que esta idea de pedagogía puede ser insuficiente tanto por la
naturaleza de la educación como por la acción social de la complejidad que
entraña lo digital hoy en día.
La pedagogía digital, como sinónimo de conocimiento asociado
nítidamente a la búsqueda de la mejora de la enseñanza y el aprendizaje,
implica didáctica. Pero el tema didáctico, al que por ningún motivo se debe
restar valor, forma parte de una perspectiva pedagógica (Meirieu, 2021). La
didáctica, como el currículo, la evaluación o la tecnología, requieren de unos
posicionamientos pedagógicos claves para entender la novedad tecnológica en
educación (Brailovsky, 2018) y es por ello, a fin de cuentas, que uno de los
retos de la educación y la tecnología sea construir esa pedagogía (Williamson
et al., 2020).
La educación, como la escuela y el aprendizaje, no se
sostienen en una única variable por más sofisticada sea. La educación remota de
emergencia dejó claro que era imposible cifrar las esperanzas educativas en una
única variable mágica, esta experiencia global mostró que la tecnología fue una
salida, no la solución, y que no funciona sola. Pues bien, ya que la tecnología
digital es necesaria pero no suficiente, además no es simple, no es sólo técnicamente
más compleja, no neutral y aséptica, sino que cada vez es más omnipresente, más
opaca y dependemos más de ella. El tema tecnológico en educación, como en la
sociedad, no admite únicamente un debate técnico, ni mucho menos, sino también
un debate crítico y una mirada contextual más profunda que permita analizar sus
grandes oportunidades, también sus dilemas y mitos en la construcción del
aprendizaje, así como de la propia humanidad mediada por la tecnología. Es por
ello que se requiere una pedagogía digital que intente remontar tanto el
maniqueísmo, el consumismo, la neutralidad, el tecnocentrismo, el determinismo
o el solucionismo tecnológico apostando por una mirada profunda,
interdisciplinar y ética que nos recuerde siempre que lo digital va detrás del
proyecto más humanizador que lo justifica, la educación.
Marco pedagógico
Para ese fin es necesario un marco pedagógico, un paraguas
conceptual, que busque analizar la educación —y con ello también la enseñanza y
el aprendizaje— tomando como perspectiva el análisis del contexto, sus
condicionantes ideológicos, el imperativo ético, la investigación
interdisciplinar, los desarrollos tecnológicos y todo lo que pueda servir de
soporte o fondo para atender la educación en sus múltiples dimensiones. Al
final, como señalan Ornellas & Sancho (2015), tras analizar tres décadas de
relación educación y tecnología, es sobre las creencias y los puntos de vista
pedagógicos sobre la tecnología que construimos en las aulas —o fuera de ellas—
una idea educativa.
Pero, una pedagogía digital no es una pedagogía sin
tradición pedagógica, un invento de la digitalización, sino un desarrollo que
avanza desde una tradición previa; tampoco se trata únicamente de encontrar la
mejor herramienta digital para potenciar la enseñanza y el aprendizaje o la
gestión educativa, aunque resulte muy importante para esas actividades; menos
aún de sostener una pedagogía nacida única y exclusivamente para pensar y hacer
educación desde lo digital como fetiche o única salida. Hablando en plata, una
pedagogía digital no es sólo reglas para un martillo que busca un buen clavo,
no consiste sólo en prestarle atención al árbol sino entender el bosque y no se
desarrolla para estar enamorada de su ombligo.
La pedagogía digital podría, por lo menos, atender tres
vértices que nutren la praxis educativa. Tomando como base a Meirieu (2020),
cuando habla de los tres elementos de la instancia pedagógica; los fines
educativos, el conocimiento sobre la educación y los valores que regulan las
instituciones, las herramientas y los métodos, se puede hacer una aproximación.
Propongo una pedagogía digital no para enrocarse en lo digital como la opción
ineludible, sino para examinar su presencia, su sentido y su impacto en la
educación, sólo así lo digital puede contribuir a un proyecto humano como la
educación y ser significativa —tener sentido— más allá de su sola aplicación.
El sentido de lo digital en la educación
Para analizar y proponer el sentido de lo digital es
necesario hacer un examen de las finalidades educativas, desde el examen de los
conocimientos interdisciplinares existentes sobre la educación y lo digital, a
partir de un estudio permanente de los valores que nunca deben de abandonarse
cuando se habla de educación y desarrollo personal y social. Este saber no solo
sería útil, sino necesario para la didáctica, para responder a la pregunta
¿cómo educar con tecnología?
Por tanto, una pedagogía digital así requiere abrir el foco
y centrarse en acciones que, sin dejar de influir o llegar al ámbito de la
enseñanza y el aprendizaje —es donde deben de llegar—, tomen lo digital como
algo más complejo: no como un problema, sino como un objeto problemático de
análisis, como señala Selwyn (2016). Desde esta visión de la pedagogía digital
—de fuerte valor para la praxis educativa—, se podría prestar atención a, por
ejemplo, los siguientes puntos: pensar en las grandes oportunidades de
aprendizaje que estimula el uso de la tecnología, sí, pero también pensar en
las desigualdades sociales que imprime; desarrollar habilidades para gestionar
la información y el conocimiento en red, claro, pero también reflexionar sobre
el poder y el sesgo de las tecnologías del conocimiento en el propio
conocimiento; reflexionar sobre la escuela y la tecnología, sin duda, pero además
sobre la propia educación de la atención en un mundo pantallizado; examinar las
grandes posibilidades que tiene la relación persona-máquina en el aprendizaje,
por su puesto, pero también estar atentos a sus dilemas éticos; examinar las
nuevas interfaces del aprendizaje, no hay duda, pero también pensar en los
fenómenos como la plataformazion o la dataficacion de la experiencia educativa;
valorar las nuevas aplicaciones que ofrecen nuevas formas de hacer algo, pero
también atender a las metáforas de trabajo que nos prestan; hacer posible el
acceso a recursos educativos abiertos, claro, pero también estimular el debate
sobre la educabilidad digital; potenciar el aula como tecnología, es posible,
pero también comprender el ecosistema digital; comprender el impacto de los
artefactos tecnológicos en el aprendizaje, pero al mismo tiempo examinar el
poder de las tecnológicas en nuestra democracia y en la educación ciudadana;
conocer cómo influyen las teorías del aprendizaje para usar con tecnología,
pero también entender y estudiar el papel de las creencias educativas
digitales; prestar atención a las nuevos proyectos tecnológicos globales, así
como a los grandes mitos y expectativas con que son puestos en escena y, cómo
no, valorar los nuevos desarrollos sobre inteligencia artificial, pero también
valorar el rol de nuestra propia inteligencia. A toda esta capa simbólica le
llamo lectura pedagógica de la tecnología digital, pedagogía digital.
¿La visión pedagógica, así planteada, sobre la tecnología
digital influye en el uso didáctico? Hay trabajos que señalan que esta capa
simbólica de representación, como puede ser entendida la pedagogía, cumple un
papel significativo en la representación de la tecnología en la enseñanza (Blau
et al., 2018) y que estas ideas educativas sobre lo digital, lejos de ser sólo
instrumentales, forman marcos epistemológicos y ontológicos que permiten
teorizar y actuar sobre cómo se aprende y enseña (Pangrazio y Sefton-Green,
2021). Es decir, todo lo que hace un/a maestro/a con tecnología para influir en
el aprendizaje de sus alumnos requiere de saberes didácticos específicos,
saberes donde bullen visiones pedagógicas de lo digital que deben ser
visibilizadas, analizadas y siempre puestas como hipótesis de trabajo. Por
ello, ya que adjetivar la pedagogía como digital no sólo impone adhesión, sino
interrogación (Suárez-Guerrero et al., 2020), este encuadre simbólico está
compuesto de preguntas y respuestas sobre para qué, por qué, qué, cuándo, con
quién, cómo o con qué educar en un entorno en red.
En general, lo que busco es realzar una pedagogía como una
reflexión que nos exija, a docentes, gestores o investigadores, una comprensión
de lo digital de forma holista, crítica, interdisciplinar, política, ética y
humana que dé soporte al trabajo didáctico en torno a la enseñanza y el
aprendizaje con tecnología. La tarea de la pedagogía es examinar atentamente la
tecnología digital como parte de una complejidad mayor que implica la
educabilidad del ser humano.
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